En el peligroso mundo de las artes marciales de alto nivel, Lin Beifan se abrió camino y se encontró atrapado en un sistema oficial corrupto. Parecía que la única manera de volverse más fuerte era a través de la corrupción, una noción ridícula, pero una que él debía seguir de todos modos. Se encontró desviando fondos, aceptando sobornos y usando su poder para beneficio personal, convirtiéndose en un funcionario corrupto despreciado y odiado. Sin embargo, en secreto, distribuía sus ganancias mal habidas entre la gente, sin dejar nada para sí mismo. Soportaba el peso de su mala reputación mientras intentaba hacer del mundo un lugar mejor. La emperatriz, que conocía la verdad, derramó lágrimas y dijo: "Querido, lo siento por la injusticia que te han hecho. Ven a mi palacio esta noche". Las mujeres inteligentes y hermosas que conocían la verdad declararon: "No importa cómo te vea el mundo, estamos dispuestas a estar a tu lado, pase lo que pase". Las mujeres del mundo de artes marciales que conocían la verdad juraron: "Si quieren derribar a Lin, tendrán que pasar por encima de nosotras primero". Otros quedaron en shock: "Claramente es un funcionario corrupto, ¿por qué lo están protegiendo todas ustedes?"