¿No puedes mostrármelo? Entonces cásate conmigo y vive aquí por el resto de tu vida”. El tiburón tigre Galeocerdo Cuvier, quien se enamoró de la estatua de la coneja y decidió tomarla como su esposa. No hay ninguna coneja en el mar, pero un milagro aparece frente a él. Increíblemente, la coneja blanca, Virdo, quedó hundida bajo el agua. Virdo le dice a Galeocerdo, quien la secuestró, que es una babosa, no una coneja, pero Galeocerdo ni siquiera piensa en escuchar. Lejos de escuchar, a partir de ahora a Virdo declara que es su novia.