Rose se queda dormida en casa y casi se desmaya cuando despierta en el palacio en brazos del emperador Lukewarell. A pesar de su asombroso parecido con su amada concubina, Agnes, Rose consigue convencer a Lukewarell de que es una tutora normal y corriente sin parentesco alguno. Sin embargo, debe ayudarle a encontrar a la desaparecida Agnes haciéndose pasar por la concubina y tanteando a la gente sospechosa que la rodea. Pero cuanto más aprende Rose sobre las complicadas relaciones de Agnes, menos comprende quién era esta misteriosa mujer. De hecho, el temor en su corazón no hace más que crecer a medida que se acerca a la verdad…