Yo, como una hábil miembro del gremio, tenía la tarea de oponerme a la boda del Duque de Verwinte. “¡Este matrimonio no es válido! Yo… tengo un hijo del duque”. Mi inesperada confesión causó un gran revuelo en el salón de recepción de bodas. ‘Parece que la boda se arruinará, así que ¿debería irme?’ Justo cuando estaba a punto de salir del salón de bodas, Veriwinter se me acercó y me dijo: “Cariño, ¿por qué llegas tan tarde?”. ‘Ho-cariño? ¿Me acabas de llamar cariño?’ “Casi me caso de verdad”. “…?!” “Dejar a nuestro hijo atrás”. … ¡Disculpe, pero nunca lo había visto antes!