A pesar de no tener padre, Louise vivía felizmente con su madre. Pero un día, con la muerte de su madre, su vida feliz llegó a su fin. Como su autoproclamado tutor, su tío Benjamín, un canalla que codiciaba a su madre, la acogió como su sobrina. Lo único rebelde que pudo hacer la pequeña Louise mientras estaba en manos de su tío fue suicidarse. Pero, por alguna razón, Louise volvió al año en que murió su madre. La alegría de reencontrarse con su madre no pudo evitar que su muerte se repitiera, así que partió en busca de su padre. Las palabras de su madre, “Papá está vivo”, fueron la única pista que tuvo, y que acabaría cambiando su destino en esta vida.