Hace siete años, en una noche lluviosa, Tang Zhong llevaba una mochila recién comprada en la mano izquierda y sostenía un paraguas en la mano derecha. Se paró en los escalones y miró a Yin Chen con condescendencia, y dijo con una voz más fría que la lluvia que caía sobre su cuerpo: "No nos volvamos a ver en el futuro.” Siete años después, en la misma noche lluviosa, Tang Zhong apareció debajo del edificio del apartamento de Yin Chen, empapado y avergonzado, pero levantó la cara y sonrió brillantemente: "¿No dijiste que, si no tenía un lugar a dónde ir en el futuro, podía venir a ti en cualquier momento?”