La hija del duque, Claudia, debía ser la prometida del príncipe heredero, sin embargo, los planes de su hermanastra, Fermina, hicieron que la vendieran a un burdel. Ella no quería terminar de esa manera, así que escaló a la cima del burdel, pero terminó muriendo de una enfermedad. Pero cuando abrió los ojos, la cara de una niña le devolvió la mirada. Al darse cuenta de que ha retrocedido en el tiempo, Claudia gana cada vez más adeptos utilizando las tácticas que aprendió durante sus días como prostituta para prepararse para su inminente conflicto con Fermina. "Si Fermina es considerada una villana, ¡yo aspiraré a convertirme en la villana perfecta!"