Taro decidió dedicar su vida a la fotografía animal. Su corazón se congela al ver a estos pequeños seres agradables. Pero su ojo, como su mente, está lejos de ser lo suficientemente agudo. Luego acepta un desafío, el de capturar el poder y la belleza de la vida silvestre. Comienza entonces un verdadero viaje de iniciación a través de los territorios más auténticos de Japón. De norte a sur, está buscando ese momento que lo convierta en un hombre y un fotógrafo consumado.