Viviendo en los barrios pobres de Osaka, Kumada cuida de su esposa y sus dos niños pequeños. Él es enorme y lleno de cicatrices pero trabaja duro, fuma y bebe de sake como si de agua se tratara, es brusco, da miedo y habla poco. Pero Kumada ama profundamente a su familia y la protegerá a riesgo de la suya cuando los miembros de un clan yakuza prenden fuego a su casa para facilitar una transacción inmobiliaria. Encarcelado por el asesinato de aquellos que intentaron quemar a su familia viva, Kumada fue liberado quince años más tarde y regresa a casa. Él tendrá que enfrentarse a la desconfianza de sus hijos que no saben nada de su padre, salvo que los había abandonado. Pero él está decidido a recuperar el control de su educación, empezando por su hijo, un chico abusado por parte de los tipos duros del distrito.